El pasado domingo visité BioCultura 2016, la feria de productos ecológicos y consumo responsable. Suelo ir cada año para ver las novedades del sector bio y para disfrutar como una niña con las saludables delicias expuestas y el animado ambiente multicolor que allí se cultiva ¡Los visitantes de este año han sido unos 80.000! Señal del interés creciente que despierta el tema y el atractivo de los showrooms, las tapas eco, las bebidas revitalizantes naturales, los ritual sounds con música y sonidos sanadores en directo y los masajes terapéuticos, con que son obsequiados los visitantes que además pueden comprar a un precio especial los productos de su preferencia.

 

 

Yo también «soy bio». Lo soy desde hace unos 7 años, para darle a mi organismo los alimentos más naturales posibles y con la mayor cantidad de energía. El rejuvenecimiento depende de la energía que tenemos para emplearla en todas nuestras funciones fisiológicas, en los procesos mentales y vitales. Por ello, además de investigar los más novedosos avances de la ciencia y la tecnología para la salud óptima y el rejuvenecimiento, soy una entusiasta de lo natural y ecológico. Me parece perfectamente compatible y deseable la combinación integrada de lo científico, lo tecnológico y lo natural. La naturaleza es vida, sin ella no hay antiaging, y la mejor manera de recibir la naturaleza es en su forma  eco, bio y orgánica.

 

En esta edición, el sector de la alimentación  ya consolidado tras 30 ediciones en Madrid ( biocultura también celebra ferias en Barcelona, Sevilla, Bilbao y Valencia), presentaba 18.000 productos de alimentación ecológica…  Además de las joyas alimenticias expuestas, dos espacios de showcooking funcionaban al mismo tiempo.  Ecochefs, estrellas emergentes, realizaban en vivo y en directo recetas fáciles, ricas y saludables ante un público deseoso de comida deliciosa, natural y sostenible. Recetas veganas, postres orgánicos sin azúcar y sabrosos platos con alimentos crudos para una alimentación muy viva, con toda su información nutricional y cargada de la mejor energía.

 

 

 

Este año los alimentos han compartido protagonismo con los tratamientos de agua, el menaje de cocina y la cosmética bio. El agua, el elemento más abundante de nuestro planeta azul y de nuestro organismo, llega a nuestras casas en dudosas condiciones de calidad, a juicio de muchos expertos y consumidores informados. El recurso de comprarla embotellada tampoco satisface por algunos de los componentes químicos de los embases de plástico (bisfenol-A o BPA, por ejemplo). Como alternativa, tratar el agua que bebes, con la que cocinas y te lavas. En Biocultura estaban presentes toda clase de tecnologías avanzadas para filtrar, alcalinizar, oxigenar, hidrogenar, revitalizar y activar energéticamente el agua que nos da vida. El agua de mar mezclada con agua dulce o en sueros embotellados es, así mismo, una opción que cada día cuenta con más seguidores.

 

 

 

El menaje de cocina también estaba ampliamente representado en la feria: titanio, hierro, acero inoxidable, vidrio, tritán (un plástico libre de actividad estrogénica), son los materiales seguros utilizados en baterías de cocina, sartenes, utensilios y recipientes para procesar, cocinar y almacenar alimentos y bebidas. Las batidoras de última generación y los extractores de zumos de presión en frío y prensado lento, capaces de aumentar la cantidad de zumo hasta en un 65% también estaban ampliamente representados en la feria. Me llamaron mucho la atención las cocinas y hornos solares. También vi máquinas para hacer todo tipo de leches vegetales y procesadoras para fabricar tu propio pan en casa con ingredientes sanos que desees.

 

 

El mercado de la cosmética econatural está en alza. Había numerosos expositores de cosmética en BioCultura. Algunas marcas están hermanando la maestría tradicional para procesar los ingredientes naturales de flores, plantas y minerales, con innovadora tecnología para que sus principios activos se mantengan frescos por unos cuantos meses, sin necesidad de conservantes, en los productos de higiene y belleza. Aseguran estar, así mismo, libres de colorantes, espumas y perfumes; aún así, la sensación en la piel es exquisitamente natural y confortable. En el showroom de ecoestética había talleres y actividades para dar a conocer los beneficios de la cosmética econatural y una App informática de ingredientes que te dice, con sólo una foto de la etiqueta, si los componentes con los que está elaborado el producto pueden ser dañinos para tu salud. También, actividades más técnicas destinadas a profesionales, como talleres de formulación antiaging.

 

 

La salud geoambiental basada en el estudio, prevención y tratamiento de factores de riesgo como las radiaciones naturales, los tóxicos ambientales y la contaminación electromagnética artificial, estaba representada en BioCultura con aparatos para analizar y tratar la presión acústica, los valores de campo eléctrico, la radiación electromagnética de alta frecuencia, el campo magnético, la electroestática superficial, los valores óhmicos, los gases No2, SO2 y CO2, el gas radón, los materiales particulados, los niveles armónicos, las variaciones geomagnéticas… ¡Impresionante la «contaminación invisible» a la que podemos estar expuestos en casa y en la oficina! No se trata de meter miedo, pero si generar consciencia y, quizá, de ir tomando medidas para protegernos y prevenir enfermedades ambientales.

 

Al igual que otros años también estaban presentes las terapias de integración cuerpo-mente: yoga, masajes terapéuticos, sintergética , sonoterapia, musicoterapia… En stands en donde regalaban masajes, podías dar o recibir Reiki, comprar diapasones, gongs, cuencos de metal y cuarzo, instrumentos y utensilios de tecnología energética para el bienestar, la salud y el rejuvenecimiento.

Felicitaciones a esta feria eco-holistica que lleva tres décadas sembrando creatividad, compromiso y esperanza. Gracias por aproximarnos alternativas más fiables, conscientes, pacíficas, seductoras y viables. BioCultura te ENJUVENECE!