En otoño la naturaleza inicia su recogimiento y se depura en tránsito hacia el invierno. Es el mejor momento para depurar también nuestro organismo. Si quieres que los alimentos te aporten toda la energía del otoño para cultivar una salud vibrante y rejuvenecer, lo mejor es que selecciones alimentos propios de esta estación. Si lo haces, tu organismo, sincronizado con la tierra, se nutrirá en cada momento de lo que más necesita dependiendo de las condiciones medioambientales. Cuando tomas alimentos que provienen de lugares remotos, no estarán en sintonía con tu biorritmo natural y, además, habrán perdido gran parte de su energía al ser transportados por largas distancias.
Estos días en los mercados se ponen a la venta la última cosecha de legumbres. De las verduras, la calabaza es sin duda la presidenta del otoño. Su fantástica textura y suave dulzor la convierte en un fruto muy versátil. Las coles y coliflores son también de presencia obligada en los platos de la nueva temporada, fuente excelente de vitaminas y minerales. Las espinacas y las acelgas, dos verduras de hoja clásicas de la cocina caliente española, viven su esplendor en otoño. Frescas, compradas en manojo, son un lujo muy asequible que no te debes perder si quieres disfrutar y nutrirte con lo mejor de la tierra. Es tiempo de disfrutar de las deliciosas alcachofas de otoño, diuréticas y digestivas. Te aportan mucha fibra que favorece el tránsito intestinal y vitaminas B1, B3 y E. También potasio, fósforo, magnesio, y cálcio … otra joya de la huerta otoñal.
En los bosques, las setas son uno de los alimentos más característicos de esta época del año. Cuentan con una gran variedad de minerales y oligoelementos, además de proteínas de alto valor biológico. También de los bosque, las castañas y las nueces, de enorme riqueza nutricional y los frutos rojos como las grosellas y las moras muy ricas en antioxidantes.
El marisco está en uno de los mejores momentos y también es tiempo de merluzas, doradas, rapes y bacalaos. La mejor cocina para el otoño es una cocina sencilla, sin demasiada mezcla (un cereal completo con alguna legumbre o proteína animal simple y abundante verdura) y limpia , lo menos manipulada y tratada posible para poder dar opción a nuestro organismo a limpiar y crear equilibrio en esta época de trasición. Vuelven los platos de cuchara. Regresa la cocina un poco más reposada, que necesita otros tiempos de cocción y un poco más de cuidado y esmero, con una ligera incorporación de picantes suaves como jengibre, rabanito o mostaza.
El cereal más adecuado en esta época es el arroz integral, la legumbre , la lenteja y el alga de mar, el alga iziki. Las cocciones serán más largas y concentradas con presencia de horno y presión y el sabor que ayuda a evitar las acumulaciones va a ser el ligeramente picante.
En cuanto a las frutas, los higos son una fruta exquisita con gran cantidad de vitaminas (especialmente vitaminas del grupo B) y minerales. Son eficaces contra la astenia otoñal, y aporta una gran fuente de energía, además de ser ricos en calcio y hierro. Muy recomendables las uvas, especialmente las negras, ricas en flavonoides y taninos. Vienen los membrillos, los caquis antioxidantes muy ricos en fibra y las granadas, que son como rubíes comestibles muy antiaging. Las papayas, ricas en vitamina C y con valiosas propiedades digestivas, las dulces chirimoyas…
Las peras y manzanas andan casi todo el año en los mercados, pero muchas de sus mejores variedades son típicas del otoño. Las peras de esta época son perfectas, dulces y jugosas. Además de su sabor, estas frutas son muy ricas en vitamina C y contienen cuatro gramos de fibra por cada ración. Las “sanísimas” manzanas contienen alto contenido en pectina que bloquea la absorción de colesterol, protege de la inflamación relacionada con la enfermedad cardiovascular y tiene acción antioxidante. Dentro de nada llegan los cítricos, empezando por las mandarinas y los pomelos. Y un poco más adelante, también vienen los kiwis del país.
Todos estos regalos de la Tierra te ayudarán a armonizarte y sintonizarte con el momento presente, con el aquí ahora. Vivir en sintonía con el “Ahora” es muy antiaging porque a una mente sin tiempo le corresponde un cuerpo sin edad.
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